Alma y yo hemos dejado de envidiar al las celebrities.
Véase Kate Moss, Victoria Beckham , las hermanas Olsen o Eva Longoria.
Y es que el sábado nos hemos ido de compras todo el día.
Bueno, ahora lo correcto sería decir hemos pasado una tarde de shopping, tiene mas glamour.
No vamos a premieres, fiestas e inauguraciones, ni pretendemos salir en la revista Vogue ni en Marie Claire pero nos gusta estar guapas para nuestras cenas en casa, en la puerta del colegio o comprando el pan.
Y no hemos comprado camisetas grandes para que no nos marquen las verdades y las vergüenzas de los treinta y tantos.
No.
Hemos comprado prendas oversize, que es lo mismo pero suena mejor.
Y es que Alma y yo, que quieren que les diga, somos más sencillotas, más brutas, vaya.
Y nosotras no compramos vintage.
Compramos chaquetas que las llevaban nuestras madres cuando tenían veinte.
Compramos chaquetas que las llevaban nuestras madres cuando tenían veinte.
Y no usamos tweed.
Para nosotras es lana, la de toda la vida.
Ya no hay vaqueros, ahora son denim.
Ni zapato abierto. Ahora los llaman mules.
Pues vale.
Y es que no somos unas fashion victim.
Vamos a la moda pero a la nuestra.
Nos sacamos partido con nuestro estilo particular, que básicamente consiste en no tener estilo definido. No marcamos tendencia pero a nosotras nos mola.
Me pruebo una cosa- me queda mona - a pasar por caja.
Fácil.
Y es que las cosas se han complicado.
Antes decías - me he comprado unos zapatos de tacón- sin más. Ahora hay tacón Luis XV, tacón embudo, tacón prisma, tacón de aguja, plataformas y cuñas..
Ni idea.
Si son altos y estilizan, pues ya está.
Y si son baratos mejor que mejor. Pero claro para eso están los outlet. Siempre fueron rebajas. En el peor de los casos saldos.
¿Pero donde va a parar? Outlet suena mucho más fino, más pijo y más chic.
Y por una tarde Alma y yo nos hemos convertido en víctimas de la moda, por aquello de sentirnos mas cool.
Y que bien sienta.
Así que después de literalmente empaquetar a los niños con sus padres, que son ceros a la izquierda pero para que los vigilen una tarde mientras juegan 7 horas a la Wii y se quedan bizcos, para eso sí valen, nos fuimos a arrasar las tiendas.
No estábamos en la milla de oro así que tiendas tipo Gucci, Versace, Loewe, Hèrmes o Cartier sólo en sueños. A nosotras nos llega con Stradivarius, Berska, Zara o el Corte Inglés.
Y es que nuestro bolsillo está más apretadito y nuestro efectivo para moda tiene límite por no decir que es más bien escaso.
Eso es lo que de verdad cansa. Ir viendo que la cartera adelgaza. Pero probar es gratis y pasárselo bien ni te cuento.
Y ni somos maxiconsumistas ni tenemos tarjetas para fundir pero somos felices, lo fuimos aquel trozo de tiempo. Suficiente.
Pero resulta agotador. Vale que no estuvimos recogiendo fruta, ni colocando tornillos en una cadena de producción ni de peón de obra o lavandera...Pero agota.
Así que ahora a la París Hilton la miraremos de otro modo; sin criticar, difamar ni censurar a la ligera.
Si aún va a darnos penita y todo. Y es que estar probando ropa todo el rato es extenuante. ( si la envidia fuera tiña, ¡cuántos tiñosos habrían!)
Y eso que nosotras no contamos con personal shopper ( el asesor de toda la vida).
Yo aconsejaba a Alma y Alma me sugería a mi.
Y venga a probar y venga a sacar.
Si no me he sacado mis botas (me las puse precisamente planas y cómodas para aguantar el tirón, que aunque no era la calle Serrano pateamos lo nuestro) veintisiete veces no me las he sacado ninguna.
Y cuando creíamos que era la definitiva y salíamos del probador convencidas con un par hacia caja y el resto abandonadas a su suerte, veíamos las botas de nuestra vida.
-Joder, Sofía, mira estas botas. Son preciosas. ¿Pero donde estaban antes? Éstas las han colocado ahora..Venga,anda pruebatelas-
Y vuelta a probar. Y vuelta a sacar.
Así con los pantalones y mil camisetas ,abrigos y demás.
Lo mejor, dos vestidos de Tintoretto idénticos , estilo años cincuenta que nos probamos. En tallas diferentes, pero iguales.
En la mano eran preciosos, así que derechitas al probador.
Alma tiene un cuerpo muy diferente al mío.
La cabrona tiene un tipazo.
Yo soy algo mas rellenita pero tengo mi atractivo. Total que una vez más venga a sacarnos ropa.
Risas y más risas, yo creo que ya eran histéricas de la fatiga de tanta compra.
Y es que una no esta acostumbrada a renovar vestuario de golpe y porrazo.
La cosa es que fue probarlo y descojonarnos.
No por lo mal que nos quedaba, que eso también.
Parecíamos salidas de la peli Mujeres Perfectas, anticuadas y clásicas a más no poder. Dos mujeres de -No te levantes cielo, que ya te traigo yo el desayuno a la cama-.
De las que llevaban un desayuno de verdad, no de café recalentado y un bollo industrial de mantequilla. No.
De las que en una bandeja con paño y todo disponían de café recién hecho, con su jarrita de leche por si le apetecía cortar el café, magdalenas de arándanos recién hechas y zumo de naranja, también recién exprimido desde luego, nada de sucedáneos.
Lo que nos faltaba..No le llevo yo el desayuno a la cama a uno...Pero eso es otra historia..
La diversión estuvo asegurada, la gente nos miraba como a dos locas. Con estupor y fascinación a partes iguales.
No era para menos.
Parecíamos quinceañeras en actitud pero ya pasamos el ecuador de los treinta. Y nosotras tan felices, tan ajenas.
A media tarde y con la excusa de hacer recuento de bolsas nos fuimos a tomar unas cañas.
Alma empeñada. Yo simplemente me dejaba llevar y descansar un rato me vendría de cine.
-Pero solo una, Alma, que después compro sin ton ni son-
Ya casi habíamos terminado. Yo necesitaba algo de ropa interior..Así que cogimos un ascensor hasta la planta de lencería. Fui directa a una marca en concreto que publicitaba que a personas con pechos voluminosos ( no es propio de mi utilizar eufemismos. Así con todo y porque se trata de mis tetas lo haré) como el mío le sentaban de muerte. Y es que sentaban de muerte..
No es que tenga complejo, bueno un poco sí, está bien bastante si soy sincera,pero mi pecho dista de ser un pecho bonito, si hacemos caso de los cánones de belleza actual, claro. Ya no tenemos los miedos y las vergüenzas estúpidos de los veinte, pero tenemos otros. Y mira que me han dicho que tengo un cuerpo de delito, que estoy de escándalo , buenísima y cosas así. ¡Qué te van a decir en determinadas situaciones, claro!..Todos llevaban lentillas y me da a mí que mal graduadas.
Y Alma lo sabe. Sabe lo de mi pánico escénico por culpa de las dichosas.
Y ella tiene el mismo miedo pero a la inversa.
Que mal repartieron.
Y entró conmigo al verme azorada y encogida.
Y se sacó ella también su sujetador, para que entendiera de primera mano lo de siempre, su mejor consejo y su mejor lección, que no seremos perfectas, que nuestro cuerpo no será el de una escultural modelo de veintipocos años, pero somos auténticas.
Era el sujetador.
Que escote, que tetas, que redondez, que maravilla.
-Lo quierooooooooooooooooo!!!!!-
No me lleve uno, me lleve dos y porque el presupuesto no daba para más.
Y felices a más no poder.
Y cansadas a más no poder también, dimos por terminado el día.
Dando cuenta a otra caña hicimos re-recuento.
Saldo definitivo Sofía: Un vaquero Denim, una cami oversize , unas botas camperas planas media caña y una capa-poncho mil usos.
Estilo trendy neo hippie.
Vamos, muy cool a la par de casual.
En mi idioma, super cómodo, super ponible y super combinable.
Saldo definitivo Alma: un vestido naif,con puntillas y bordados, un vestido retro, un vestido casual, una cazadora de cuero, un gorro, cinturos, botas camperas y foulard.
La muy zorra tenía mas pasta que yo..
Lo que si nos hemos llevado las dos: grandes dosis de felicidad y un buen recuerdo. Nos hemos ido con alguna ampolla en los pies , mucho relax y menos riqueza.
Pero valió la pena.
Vaya si la valió.
Anda, se me habia pasado esta entrada!!! Jajajaja que gracia...aunque me suena, no??? Yo quiero un sujetador de esos!!! ;D
ResponderEliminarUn besazo amiga